El fin de semana pasado después de recoger frutos rojos, llegamos hasta la zona de El Paular y descubrimos el escondido «Bosque de Finlandia». No nos pillaba lejos de dónde comimos (la comida dejaba bastante que desear, así que no os lo recomiendo), y la ruta parecía bastante accesible y fácil para ir con las dos niñas andando.
Dejamos el coche en el aparcamiento del monasterio, cruzamos la carretera y llegamos al famoso Puente del Perdón que cruza el río Lozoya. Nada más cruzar el río encuentras una puerta de hierro a la izquierda con un sendero pero no hay indicaciones para llegar al Bosque de Finlandia. Parece complicado llegar pero no lo es, además el paseo es súper agradable y a no ser que vayas a las 12 de la noche, seguro encuentras a más gente que va en esa dirección y que en una bifurcación del camino tuerce a la izquierda.
Según llegas ves una cabaña de madera que se supone era una sauna, y un lago bastante grande rodeado de árboles, con sus patos y un embarcadero de madera que da bastante juego para hacer alguna foto bonita.
Dimos una vuelta rodeando el lago por el camino de la derecha y cuando pensábamos que tendríamos que deshacer lo andado para poder llegar al camino de vuelta, aparecimos prácticamente al comienzo del sendero.
Antes de volver al puente, en la zona de la izquierda hay una agrupación de troncos de madera que alguien ha tallado en forma de asientos y un poco más allá una zona muy bonita con escaleras de piedra, una fuente de manantial, y una estampa otoñal preciosa en la que plantar una manta y hacer un picnic rodeados de hojas amarillas.
Un rincón para visitar antes de que pasen los 15 minutos de otoño que tenemos en Madrid, a pocos kilómetros, y perfecto para ir con niños 🙂