No exagero ni un poquito si digo que Martina lleva diciendo que quiere «un cumpleaños de hadas» desde que finalizó el de sirenas del año pasado, y preguntando cuándo cumpliría 6 desde febrero más o menos…
Este año también lo celebramos al aire libre aunque casi tenemos que cancelar… justo la semana pasada hacía bastante fresquito en Madrid e incluso llovió un par de días, pero las temperaturas se suavizaron justo el viernes, el mismo día de su cumple.
Revisando las fotos que hice me doy cuenta de que apenas tengo de Martina y es que no paró un segundo! en cuanto empezaron a llegar sus amigas fue desapareciendo a jugar con ellas y yo me relajé bastante, así que no esperéis un gran reportaje esta vez :S Como otros años, toda la fiesta partió del diseño de Nina Designs, que captó perfectamente lo que buscábamos. Algo dulce, bonito e infantil pero sin ser ñoño. Y el resultado fue precioso.
Para mi este paso es esencial para que el resto de los detalles de la fiesta vaya a tono y haya sensación de «unidad» porque con este diseño en la cabeza y los colores determinados, comprar manteles, vasos, platos y demás es infinitamente más sencillo, así que os lo recomiendo al 100% si os apetece celebrar una fiesta especial.
Este año también contacté con Montse, de Similam cuyas galletas ya no pueden faltar en los cumples de las peques! Aunque haya tarta y (demasiados) dulces, sus galletas decoradas se convierten en el recuerdo perfecto de la fiesta y si hay suerte y sobra alguna, en el desayuno del «día después». Siempre intento guardarme alguna porque en todos los cumples vuelan! Son preciosas, están buenísimas y están envueltas con todo el mimo del mundo.
¿Y qué sería de una fiesta de hadas sin varitas? las que hay en la foto de arriba están hechas por las chicas de Tipi Too, un proyecto al que tengo muchísimo cariño desde que comenzó y con quien colaboré para su proyecto Luna hace ya más de un año. Sus varitas están llenas de magia de la buena, y los tejidos que utilizaron para fabricarlas no pueden ir mejor con los colores de la fiesta. Martina se encargaba de dar la bienvenida a sus amigas con una varita para que se sintieran todas unas auténticas hadas, y fue uno de los mejores momentos del cumple.
Y como en otras ocasiones también (si algo sale bien, para qué cambiarlo, no?) contacté con las chicas de Kwenderin Producciones que se presentaron disfrazadas de hadas y buscando a una hadita que se había perdido… adivinas quien era? En menos de 30 segundos consiguieron que todos los niños de la fiesta estuvieran enganchados a sus historias y juegos y todos alucinaban viéndolas tan metidas en el papel. Uno de sus puntos fuertes es el pintacaras, hacen verdadera magia con los pinceles y son muy pro!
Y como este año celebramos la fiesta el mismo día de su cumple, encargamos una súper tarta a Anna de Confeti en los bolsillos, que hizo una verdadera obra de arte comestible. Y tan comestible que por poco no me dejan probarla! la base era de chocolate con frosting de queso crema y estaba realmente deliciosa.
Fue un día precioso pero también agotador! cada año digo que «este es el último» pero luego veo sus caritas de ilusión y me lío y lío a quien puedo (véase mi santo marido, mis padres, mis hermanos…) Crucemos los dedos para que el septiembre que vienen se vuelvan a dejar «engañar».
De momento ya tengo tarea para el mes que viene, Julieta cumple 3 y quiere una fiesta de… Dinosaurios! ROARRRR!