El verano pasado por estas fechas, empecé a ver cómo los blogs de EEUU que frecuentaba, se llenaban de fotos de pequeños (y no tan pequeños) llevando las mismas sandalias veraniegas en varios colores.
Investigando un poco, encontré que se trataban de las «Salt Water Sandals«, que surgieron en 1940 en EEUU y se fabricaban aprovechando los restos de las botas que se hacían para los hombres que iban a luchar a la Segunda Guerra Mundial. Pronto se convirtió en el calzado que llevaban todos los niños por su comodidad y resistencia.
Tienen 4 modelos y 14 colores diferentes, y aunque todos son muy bonitos, tengo predilección por las «original» en color rojo, así que a través de Amazon, encargué un par para Martina y otro para mi.
Cuando llegaron a casa quisimos estrenarlas en seguida, y salimos a la calle a lucir nuestras sandalias a juego.
Desde el primer momento las disfrutamos muchísimo. Además de bonitas, son cómodas, se limpian fácilmente (hasta en la lavadora!), son resistentes al agua, al sol, a la arena…
Nos pasamos todo el verano pasado llevándolas y ambas siguen como nuevas. Sin ninguna duda, he vuelto ha comprar el mismo modelo para que Martina las lleve también este verano, y yo… yo me he dado un capricho y me he comprado otro modelo 😉