Sol al fin. Un fin de semana de tregua entre tanto frío y lluvia y aire y más frío… y nos ha faltado tiempo para coger el coche, desconectar de Madrid y de paso desempolvar la cámara de fotos. Sinceramente, desde que nació Martina, tiramos de iPhone bastante más de lo que me gustaría, pero con dos peques siempre faltan manos, ¿no os pasa?.
Así que ayer pasamos el día disfrutando de Patones de Arriba, uno de los pueblos más bonitos de Madrid, muy pequeño pero con mucho encanto, con una arquitectura preciosa y unas vistas realmente espectaculares, así que las condiciones eran bastante buenas para darle al disparador sin parar, y conseguir imágenes tan bonitas cómo estás.
Patones tiene casas preciosas, algunas se cayeron hace ya mucho tiempo, pero tras sus puertas crece la vegetación y las hadas y los duendes viven allí.
Ya queda menos para la primavera!