Este verano hemos estado por segunda vez en Oporto y he vuelto a enamorarme de esta ciudad tan llena de contrastes. Edificios en ruinas, tiendas de diseño, fachadas llenas de color, barrios decadentes pero llenos de vida.
Cuando viajamos intentamos hacer cosas distintas a las que hacen los turistas. Descubrir las zonas infantiles de los parques, visitar algún museo chulo adaptado para peques, sentarnos en una terraza a ver gente pasar… y viajar por segunda vez a la misma ciudad te lo pone mucho más fácil.
Como en la anterior ocasión elegimos el hotel Novotel Porto Gaia para alojarnos. Puede que esté un poco alejado del centro (es más, está en Gaia, no en Oporto), pero sus zonas de juego para peques y su atención al público familiar es inmejorable así que lo recomiendo 100% si viajáis en familia.
Una de mis calles favoritas de Oporto para pasear es «Rua das Flores» que va de la estación de San Bento (imprescindible entrar y echar un vistazo a sus azulejos) hasta el Mercado Ferreira Borges, que además de ser bonito por fuera, dentro tienes establecimientos para comer.
En esta calle siempre hay vida, hay un montón de establecimientos preciosos, y además es peatonal, algo a tener en cuenta cuando viajamos con niños. Un consejo es que la recorráis con calma y que os fijéis en cada detalle, como en las ilustraciones de los escaparates de los comercios que van contando una historia desde el comienzo al final de la calle.
En esta calle encuentras tiendas preciosas como «Mercearia das Flores» que aunque por el nombre pueda parecer que vas a encontrarte con lanas e hilos, nada más lejos de la realidad por que en Portugal las «mercearias» son tiendas de alimentación, la mayoría gourmet, como esta que está llena de productos eco y en su terraza puedes degustar un vino o un café con algún «petisco» (aperitivo). Por cierto, curiosamente el local de al lado, SÍ es una mercería, y además preciosa 😉
Justo enfrente encontramos «Chocolataria das Flores» y aquí si que el nombre no lleva a confusión. En ella puedes degustar riquísimos creps, helados, y chocolate, claro!
Seguimos andando por esa calle y nos encontramos con el «Museo das marionetas» de Oporto. La primera vez que estuvimos por aquí lo encontramos cerrado y esta vez no nos lo quisimos perder. La entrada cuesta 2€ y es una muy buena alternativa para hacer un descanso y que los niños estén en un sitio adaptado a ellos. Nosotros nos encontramos con una exposición de marionetas inspiradas en las ilustraciones de João Vaz de Carvalho.
Y para terminar la ruta por esta preciosa calle, cenamos en «Á Parte», un restaurante con una decoración un poco «naif» que no pueden ser más atentos con los niños. Te ponen todas las facilidades posibles cuando vas con ellos y eso se agradece y mucho! Aparcar el carrito, tronas, bote con pinturas, … las dos veces que hemos estado nos hemos sentido súper a gusto, además todas las noche hay bossa nova en directo y el ambiente para cenar es muy agradable.
Al finalizar esta calle tan sólo tenemos que bajar un poquito más para encontrarnos con la famosa Ribeira, famosa por lo pintoresca que es y el colorido de sus casas a orillas del Duero. Allí podréis encontrar un sin fín de restaurantes, puestos con souvenirs, y también los barcos turísticos que hacen el recorrido por el río y que recomiendo hacer con los peques, que por lo general, viven como una aventura eso de montarse en barco!
Si os animáis a cruzar hacia Gaia por el puente de San Luis y pasear por sus bodegas, hay una zona de juegos infantil cerca de varias terrazas en las que poder degustar un vino mientras los peques juegan (no encontré muchas, así que las pocas que hay las tengo localizadísimas!).
Cambiamos de zona y vamos hacia el barrio de los Clérigos en el que además de la famosa librería Lello e Irmao (considerada una de las tres más bonitas del mundo), hay mucho más que ver!
Podéis empezar por el Centro Portugués de Fotografía por ejemplo, que además de estar en un edificio precioso y acoger exhibiciones temporales muy interesantes, guarda un museo con cientos de cámaras de todas las épocas, estilos y colores. Incluso tiene una vitrina entera para las de juguete!
Además desde la última planta hay unas vistas espectaculares de Oporto que merecen mucho la pena, y la entrada es gratuita! Justo enfrente además hay un parque con columpios y un estanque, perfecto para hacer una parada técnica y dar meriendas y corretear un poco.
Y muy cerquita tenéis «Brick» un restaurante de comida eco que nos encantó. Decoración preciosa, mesa comunal de madera, comida riquísima y súper atentos con los peques. El local es pequeñito, eso sí, aunque no tienen problema para guardar el carro y además disponen de trona, pero recomiendo reservar por que suele estar a tope.
Por lo general nos apañamos bastante bien con el Bugaboo Bee para recorrer la ciudad, pero recomiendo llevar un sistema alternativo como una mochila ergonómica (la nuestra es Ergo Baby) por que en determinadas zonas las calles son demasiado estrechas y/o empinadas.
Y se me quedan un par de sitios en el tintero, pero me los guardo para otro post que este se está haciendo eterno 😉
¡Qué paséis buen fin de semana!