Ayer hizo tres años del día que Jose y yo hicimos de un mero trámite, una preciosa fiesta de tres días, y hoy os enseño las fotos del primero de ellos.
Tuvimos la suerte de poder casarnos en el «Salón Real» de la «Casa de la Panadería», uno de los edificios de Plaza Mayor de Madrid. Una sala muy sencilla pero preciosa, con grandes ventanales que llenan la estancia de luz, y techo abovedado con pinturas de Claudio Coello y José Jiménez Donoso en las que pasarse las horas buscando detalles.
Reconozco que no me compliqué demasiado con la ropa. Sabía lo que quería desde hacía mucho y cuando encontré de casualidad en ZARA un vestido de crepé en blanco roto, supe que era el mío. Tenía unos zapatos del mismo tono con algunos años pero impecables, y los pendientes de boda de mi abuela materna que definitivamente fueron mi «algo antiguo». Un tocado de Rita Von y un ramo de gerberas blancas y voilà! ya estaba lista para dar el sí quiero.
Un poco de música, un poema, las bonitas palabras de quien nos casó que además es amigo de la familia, intercambio de anillos y de besos… una ceremonia sencilla y con nuestra familia más cercana, eso era todo lo que queríamos para ese momento.
El equipo de fotógrafos que nos acompañó supo capturar momentos verdaderamente preciosos, e hicieron que Martina, que apenas tenía dos añitos, se sintiera también protagonista del día. Un recuerdo precioso para cuando crezca, ¿verdad?
Después de ese día montamos una fiesta con toda nuestra familia y amigos, una «fiesta del amor» en la que eché mano de Pinterest y hubo muchos DIY. Una fiesta en la noche de San Juan, en el campo, y de la que os contaré un poquito más el miércoles 😉
¡Feliz semana!